viernes, 27 de febrero de 2009

LISTADO DE RAZONES CONTRA LA PERMISIVIDAD.



El juez Calatayud ofreció en televisión un decálogo de medidas (de creencias posmodernas) para convertir a un niño en un futuro delincuente. Eran medidas, claro está, propias de la “educación” permisiva. Yo ya las conozco. Yo aquí voy a hablar de algunas que expuso el juez y de otras que también forman parte del tesoro de la “educación” permisiva. Después de cada una de estas medidas-creencias, he anejado una réplica que yo creo sensata. Ustedes me dirán si es o no pertinente abrir un amplio debate sobre lo que viene a continuación. Espero que no solo Calatayud y yo (y algún otro ciudadano rara avis) lo creamos conveniente y urgente.


1. No hay que negarle nada al niño, pues no queremos que se frustre.


RÉPLICA SENSATA: Sí, pero el camino más directo hacia la frustración grave y crónica es no negarle nunca nada al niño, pues no aprenderá a soportar adecuadamente las frustraciones inherentes a la vida.


2. No hay que negarles nada o imponerles nada, porque entonces cogerán manía a la cosa impuesta, o peor aun, al mismo progenitor. Si quieren comer hamburguesas, no les obligues a comer manzanas, porque de adultos odiarán las manzanas. Y si les prohíbes algo no conseguirás sino el efecto contrario al perseguido.


Réplica sensata: pues nada, dejemos que empiecen a fumar a los doce años, si así lo desean. Es más, animémosles, pues quizá animándoles a fumar no empiecen a fumar, aunque solo sea por aquello de llevarnos la contraria. Educación permisiva es algo así como “educación” sin padres, casi casi una orfandad.


3. Los padres deben procurar ser los mejores amigos de sus hijos, para que no perciban a los padres como figuras de autoridad severas, lejanas y distantes.


Réplica sensata: de esa manera, ni consiguen ejercer de padres ni de amigos: más bien de espantapájaros. Si los padres se comportan como iguales de sus hijos, nada tiene de extraño que éstos no les obedezcan. A los amigos no hay por qué obedecerles.


4. Hay que reírle las gracias para afianzar en él un yo seguro y desinhibido. Incluso aunque diga una palabrota.


Réplica sensata: No queremos niños inhibidos, pero tampoco niños “desvergonzados”, y si no se calibra bien, la desinhibición infantil conducirá directamente a la desvergüenza.


5. No hay que censurarle nada, para que no desarrolle destructivos sentimientos de culpa.


Réplica sensata: Los sentimientos de culpa no son una herencia del catolicismo, sino sentimientos naturales y necesarios en su justa medida. Si las personas no nos arrepintiéramos de nuestros malos actos, los repetiríamos tranquilamente. ¿Es eso lo que queremos?


6. Jamás hay que pegar a un niño.


Réplica sensata: Nunca debemos ser crueles con los niños (ni con nadie, claro), pero a veces es inevitable dar un azote al niño, siquiera para que entienda que no debe cruzar la carretera sin mirar si vienen coches, o para salvarle la vida cuando va a meter los dedos en el enchufe, o como reprensión justa por patear la espinilla de mamá.


7. Jamás hay que usar la fuerza física contra un niño.


Réplica sensata: ¿Y por qué no? Si el niño se niega a subir al carrito, ¿qué otro remedio nos queda que subirlo a la fuerza? ¿O lo dejamos que se salga con la suya?


8. Hay que dejarles hacer, pues los niños son naturaleza en estado puro y, por tanto, sabios. Más sabios que los adultos.


Réplica sensata: Estamos ante una sandez derivada del éxito de la teoría del Buen Salvaje de Rousseau. La espontaneidad natural de los niños debe ser sabiamente contenida por una buena educación. Si les dejamos expresarse libremente, encontraremos que su “sabiduría” no es ajena a la crueldad con el débil, la glotonería y la impulsividad ciega.


9. No hay que permitir que pasen por malos tragos, sino que es necesario facilitarles la vida.


Réplica sensata: cuando se sobreprotege a los críos, no se les permite practicar lo suficiente ciertas conductas que les serán necesarias para ir cobrando autonomía personal en su entorno físico y social. La sobreprotección es nefasta para el proceso de autonomía infantil y su maduración física y psíquica.


10. Debemos evitar que se enojen. Hay que consolarlos siempre que lloren.


Réplica sensata: No debe importarnos que se enojen si su enojo es debido a que hemos frustrado conductas desobedientes o malévolas. Por otro lado, a partir de cierta edad, el niño debe aprender a consolarse solo.


11. Hay que agasajarlos continuamente y hacerles muchos regalos para que sean felices y no crezca con las carencias materiales que sufrieron o pudieron sufrir sus padres o abuelos.


Réplica sensata: de esa manera no se consigue que sean más felices. Al revés, no agradecen nada y todo les parece insípido. Se sienten los reyes de la casa y ejercen de déspotas que creen merecerlo todo.


12. No hay que dar órdenes a los niños, para que no aprendan conductas autoritarias y despóticas.


Réplica sensata: Al contrario, hay que darles órdenes, si bien justas y sensatas. Cuando no aprenden a obedecer a sus mayores, entonces es cuando los niños, o muchos de ellos, sacan el “déspota” que llevan dentro, o el delincuente de que nos habla Calatayud.


13. No es bueno prohibir cosas al niño ni imponerles límites a sus conductas, pues no sabemos qué es mejor o qué es peor en educación y, en general, en la vida.


Réplica sensata: no es cierto: sabemos muchas cosas con total seguridad. Por otro lado, si nosotros, los adultos, no sabemos bien lo que está bien o está mal, ¿lo sabrán mejor los críos?


14. Hay que explicarles las cosas tantas veces como sean necesarias para que nos entiendan y comprendan.


Réplica sensata: es bueno que nos comprendan en la medida de lo posible, pero no es bueno esperar que nos comprendan siempre. Muchas veces ellos tendrán que obedecernos sin esperar que comprendan nuestras órdenes.


15. Todos los niños son buenos. Si se portan mal es porque han imitado a sus mayores o a patrones culturales inadecuados. Réplica sensata: como dice el juez Calatayud: “Hay niños malos”, y bien malos. Todos los seres humanos somos capaces de albergar intenciones buenas y malas y de comportarnos bien o mal de manera espontánea.


16. Debemos contar democráticamente con la opinión del niño y su parecer, para que vayan aprendiendo a comportarse de manera democrática.


Réplica sensata: sí, siempre y cuando ellos entiendan que nosotros tenemos la última palabra y que nuestras decisiones son inapelables. Una cosa es que tengan voz y otra que tengan voto. El padre justo debe escuchar los gustos y opiniones del crío, pero él debe decidir en qué medida se trata de gustos y opiniones razonables.


17. Hay que dialogar mucho con los niños, incluso con los más pequeños.


Réplica sensata: Hay que hablarles, pero no con la esperanza de que nos vayan a entender. No cifremos nuestras esperanzas de educar bien a los niños en la posibilidad remota de que los críos entiendan lo que les decimos. Muchas veces, no hay diálogo entre padres e hijos, sino un monólogo sin sentido de los padres.


18. Hay que premiarlos cada vez que hacen algo bueno.


Réplica sensata: hay que premiarlos cuando se están instaurando en ellos conductas y hábitos buenos. Una vez instalados, ya no hacen falta premios. Los premios, por otro lado, consistirán, principalmente, en halagos, caricias y expresiones de ánimo.


19. Debemos deshacernos de términos, expresiones y conceptos autoritarios relacionados con la educación: prohibir, ordenar, mandar, prescribir, etc. Es mejor sugerir, invitar, proponer, insinuar, inspirar...


Réplica sensata: no debemos de deshacernos de esos términos. No es correcto sugerir al niño que quite la mesa o invitarle a que haga su habitación, por la sencilla razón de que el niño puede rehusar, con propiedad y lícitamente, la invitación o la sugerencia. En cambio, por definición, las órdenes no se pueden rehusar sin sufrir una consecuencia desagradable. Hay cosas que no son negociables o aplazables.


20. Si los menores hacen algo malo es porque sus tutores no los han vigilado y controlado suficientemente, porque ellos, como menores que son, no pueden ser responsables de sus actos.


Réplica sensata: Como decía acertadamente una compañera en el foro del blog de J.A. Marina: hemos llegado a considerar culpables de los destrozos que hacen los jóvenes a los vigilantes. Esto no puede ser. Si los menores se van de rositas cada vez que hacen algo mal, jamás aprenderán a ser responsables. Pues “respons-able” es quien puede “responder” de su conducta. Cuando un adolescente hace una gamberrada, sabe lo que está haciendo, de modo que debe “responder” de sus actos. Cuando el niño pequeño hace algo que no debe hacer, es necesario el castigo para que comprenda que sus malos actos implican consecuencias desagradables: aprenderá así que hay que responder de los actos propios. No existe la responsabilidad como algo abstracto o como substancia. Existen actos de responsabilidad que, como tales, se aprenden y se entrenan: actos en que la persona, menor o adulta, responde de sus actos.

24 comentarios:

  1. Con todos mis respetos, y esto es una opinión absolutamente personal y sin base cientifica alguna, yo a la permisividad no le llamaría Educación, creo que para algunos y equivocadamente además, es la manera mas cómoda de esperar a que el niño se haga mayor y se independice, viene a ser algo así como "dejale que haga lo que quiera y no moleste", aunque claro está, esto no nos libra de sufrir su tiranía durante años y que después se apañe con el o ella quien pueda.

    Claro que esto además de facilitar que el individuo se convierta casi con toda seguridad en un delincuente, le convertirá, y esto con mucha mayor seguridad, en una persona infeliz y desdichada.Así creo, que de Educación eso de la permisividad, no tiene nada.

    Un saludo

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  2. No puedo estar más de acuerdo con usted, solijm. Es más bien lo contrario a la educación. Su antípoda. Ahora, amigo, no puedo seguir escribiendo. Ya le contestaré con la atención que su mensaje, cargado de sentido común, merece.

    Reciba un cardial saludo.

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  3. Te decía, solijm, que, en efecto, no es pertinente decir que las prácticas paternas permisivas sean educación o educativas. Al hablar de educación, hay que hablar de estas prácticas, maisvamente empleadas hoy día, pero ésa es la única relación que tienen con la educación, nada más. Por eso, en el blog de Marina me he empeñado tanto en hacer ver a los compañeros cuán desastrosas son esas prácticas.
    Éstas son a la educación lo que la malaria es a la salud: su antítesis. Se impone hablar de prácticas paternas permisivas y no de educación permisiva. Así es.

    Un saludo.

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  4. Creo que a los niños tenemos que ponerles unos limites, ya que la vida de adulto la tiene, hay que enseñarle a respetar, cosa que los adultos cada dia hacen menos,y el niño lo agradecerá, al menos los mios lo hacen, y no resulta tan dificil.un saludo maria

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  5. Amigo Raus,no quisiera molestar a nadie tratando temas tan delicados, ya sabes por mis intervenciones en el blog de Marina, que soy el primero que defiende que a ningún padre se le puede negar a priori, que hace para con sus hijos lo mejor que sabe y puede.Pero tampoco creo que sirva de agravio para nadie, que yo diga sinceramente de lo que estoy convencido y que tu apuntas en tus réplicas sensatas.No es que sean practicas paternas permisivas, si no que son practicas paternas irresponsables.

    Y son irresponsables por ser además irreflexivas, creo que un gran número de estos padres son incapaces de reconocer que ellos mismos y sus actitudes, están en la base y son el fundamento de gran parte de los problemas que les plantean y que sufren sus hijos.Me produce una profunda tristeza ver la incapacidad de estas personas para hacerse conscientes de su propia realidad.

    Cierto es, que muchos de ellos piensan que actuando con esa permisividad muestran mucho mas amor por sus hijos y a la vez se hacen mas queridos por sus pequeños, pero la experiencia nos ha demostrado que nada de esto es verdad. En otro nivel también encontramos los que yo decía en mi otra intervención, los de "que el niño no moleste", aunque estos últimos para mi, si que no tienen remedio, estos si que son irresponsables a sabiendas, no pretenderan educar nunca, para eso ya habrá otros.

    Los hijos, en la vida de estos individuos han sido un mero accidente, que sufriremos todos.Lo mas peligroso, es que con el modelo de sociedad actual y arropados precisamente por esa mal llamada educación permisiva, vamos encontrando de una manera exponencial individuos con este perfil "pasota".

    Un saludo.

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  6. Gracias María. Gracias solijm.
    Realmente no me importa si a estas prácticas se les llama permisivas o irresponsables, pues entiendo que las prácticas permisivas son, igualmente, irresponsables. El que deja, permite o consiente que su hijo coma todo el día comida basura, está ejerciendo, efectivamente, de irresponsable. La permisividad es irresponsable.

    Y, ciertamente, son creencias que se han instalado en las mentes por influjo de ideologías que rara vez saben los padres cuáles son sus orígenes, por vía de la irreflexión. Sin embargo, como sabes, Solijm, el desconocimiento de la ley (inspirada aquí en el sentido común) no es eximente de nada. Las pruebas de que esas prácticas no funcionan son más que evidentes, de modo que si se siguen implantando en los hogares es porque los padres ya está mirando para otro lado. Y hay pruebas de que esto es así: miran para otro lado.
    Hace un tiempo, el presentador de "Saber vivir" dijo que cuando él anunciaba la sección en que iban a hablar de los problemas con los hijos, se experimentaba un bajón en la audiencia. Es decir, los padres saben que no tienen control sobre sus hijos. Pero miran para otro lado. Diría yo, por tanto, que las prácticas permisivas "ya", a estas alturas, se mantienen a fuerza de irresponsabilidad. Quizá en sus inicios, hace años, los padres creían sinceramente en la eficacia del laissez faire, pero hoy ya se mantienen por una mezcla de impotencia, contumacia e irresponsabilidad.
    Y lo más grave es la sordera de muchos padres ante la ayuda que algunos profesionales les intentamos brindar con total desinterés. Mirar para otro lado, evadirse de los problemas, esquivarlos se ha convertido en lo más habitual del mundo. Realmente complejo.

    Y, sin embargo, como dice María (y yo puedo confirmar por mi experiencia profesional), poner límites a los niños no es tan difícil. Al revés: lo complicado es convivir con un crío a quien no se le ha puesto límites claros.

    En fin, esto da para mucho.

    Reciban un cordial saludo.

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  7. Pues sí, yo creo que llevais razón, para mi la permisividad no es educación, más bien es la ausencia de ella, puesto que en su grado máximo, llevaría a eso, a no hacer nada. Es esa "dejación de funciones" en los padres de la que ya he hablado en alguna ocasión.

    Un saludo a todos.

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  8. Gracias, slashizzyduff, por unirse a un diálogo que es absolutamente vital en nuestros días.
    Durante décadas se ha venido practicando -incluso en las escuelas- una especie de laissez faire calamitoso. Principalmente, creo, por reacción a las sociedades jerárquicas e impositivas que precedieron a los estados democráticos. Y, aquí, en esta España de extremos, nos lo tomamos muy en serio.
    Uno de los más graves problemas de la permisividad es que, por lo común, se combina con el recurso a la violencia. Es decir, los padres muy permisivos y negligentes acaban empleando la fuerza o la violencia contra sus hijos. La razón es clara: como los “métodos” permisivos no funcionan, los padres acaban perdiendo la paciencia con los críos, y la cosa se resuelve a voces, insultos y a golpes. Cuando se produce un hecho así (y esto se puede comprobar), el padre que ha perdido la paciencia ( y que no necesariamente es un “maltratador”), suele sentirse mal, culpable de haber hecho uso de la fuerza. Entonces, a modo de disculpa vuelve a conceder al crío sus caprichos, formándose, así, un círculo vicioso realmente desquiciante.
    Por supuesto, en muchas ocasiones, los padres tienen buenas intenciones y no son permisivos, pero sí se muestran bastante ineptos para educar adecuadamente. No es extraño, por ejemplo, que el padre se enfrasque en largas discusiones o explicaciones con niños de 2, 3, 4 años, etc. Esto, visto desde fuera, suena poco menos que demencial, porque las criaturas no entienden absolutamente ninguna razón dada por el adulto. Esas explicaciones o justificaciones, son, muchas veces, el origen de muchas luchas de poder, pues al niño se le da la oportunidad de que “replique” al adulto. Sin embargo, un crío de 3 años no puede “replicar” de otra manera que con un berrido o un insulto.
    En fin, ya seguiré con esto. Nos va mucho en ello.

    Un cordial saludo.

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    1. Soy de Argentina. Estoy en un todo de acuerdo con el autor de este concepto. En mi país ya se pueden observar los efectos de la permisividad familiar y del garantismo del estado. Nuestra presidenta ha dicho, que los barrasbravas que saturan de violencia las canchas de futbol y las ciudades, todos los domingos, "no son tan malos muchachos". A partir de este "respaldo" tan ilustre....todo es posible y .....más.
      Gracias.

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  9. Pues la verdad, excelente resumen, nada que añadir. Se nota que es un experto en estas lides. El problema es que esto no es lo que leen las feminazis en el Cosmopolitan, con lo que todavía nos queda mucho camino que recorrer en cuanto a difusión de estas ideas.

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  10. Yo también estoy de acuerdo con no llamarle a eso educación, más bien no-educación, buen apunte solijm. No conocía este decálogo del juez Calatayud, aunque si algunas de sus “sentencias ejemplares” con las que los delitos se pagan sirviendo a la sociedad, mucho mejor que un castigo aislado,al que a la larga terminan acostumbrándose, y ya no surte el efecto deseado.

    Si un niño o adolescente hace algo indebido, habría que enseñarle que eso conlleva unas consecuencias. Desde pequeños, desde que fueran capaces de comprender, habría que enseñarles a ser consecuentes, y que muchas de las cosas que hagan tendrán consecuencias positivas o negativas. Pero esto parece haberse olvidado hoy día bajo el manto del “todo vale”, y el "aquí no pasa nada”.

    Cuando un niño hiciera algo incorrecto habría que sancionarlo y a la vez enseñarle la alternativa, lo que sí estaría bien, si cuenta con la edad suficiente para comprenderlo. El problema es que llevamos muchos años en que esto no se hace, o se castiga sin más o se les deja hacer lo que quieran. Ambas cosas equivocadas.

    Saludos.

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  11. Primero he intentado ingresar, pero no me acepta mi número secreto en google, otras veces, en otros sitios también me pasa¿?. No se sin ello si puedo comentar algo.
    Estoy totalmente con lo que se dice de la permisividad, para mí es peor que una mala educación, es seguir el juego de los dominadores para que los hijos también dependan de ellos, pues ese dejar hacer lo que quieren se resume en caer en las terribles garras de los opresores, están inermes ante una demagogia en todo los campos, no llegan a adquirir la personalidad para salir del rebaño limitador. Muchas gracias.

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  12. Efectivamente, que lo tildemos de practicas permisivas o irresponsables,quizá no tenga tanta trascendencia,lo que si pueda resultar mas trascendente sea que nos encontremos con tanto padre paralizado y sin recursos de como responder ante sus pequeños.

    Quizá esto también pueda tener algo que ver con la inseguridad y el temor a equivocarse, de "meter la pata".En la sociedad actual, manejamos grandes cantidades de información, pero si no somos capaces de discernir por nosotros mismos lo que nos pueda resultar válido y lo que no, ya estaremos ante un problema.
    Se ponen a nuestro alcance Informaciones de todo tipo, con un buen fundamento, poco contrastadas e incluso que se contradicen unas con otras, y sin poder establecer un criterio propio, con toda facilidad nos asaltará el miedo, el temor a equivocarnos y quedaremos paralizados.

    Creo que este pueda ser otro resultado de la falta de responsabilidad, ¿por qué temer a cometer errores?, todos en algún momento cometemos errores, y salvo casos extremos a los que no se si le llamariamos errores u otra cosa,pues no nos queda otra que reconocer que nos hemos equivocado, hacernos cargo de la situación e intentar enmendar en la medida de lo posible aquello que no hemos resuelto adecuadamente, pero por el contrario lo que vemos muchas veces y en muchos ámbitos de la vida es que la gente huye.

    Estoy convencido de que la solución a los problemas con la Educación, no resulta tan complicada aunque a primera vista si pueda parecerlo, bastaría aplicar un poco de sentido común, de ese que se dice es el menos común de los sentidos (por desgracia).¡María lo sabe! y los que aquí debatimos también e incluso muchos de esos paralizados también, entonces ¿que nos pasa? ¿como salimos de este bucle?

    Un saludo.

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  13. Hola, kiketxu, amigo, bienvenido. Creo que lo que dices es cierto. La permisividad desbarata el normal desarrollo de la personalidad. Los críos se vuelven despóticos e intolerantes con la frustración. Todo lo contrario de lo que necesita una mente para producir un pensamiento reflexivo y racional. La permisividad es, por tanto, caldo de cultivo para todo tipo de adhesiones grupales peligrosas que, por desgracia, les permitirán alcanzar sus deseos de manera inmediata. Robar siempre será una manera más rápida de conseguir dinero que trabajar. Es peligroso.

    Solijm, estoy de acuerdo. Es un problema la paralización paterna generalizada que sufrimos. Por mi profesión sé de sobra que la gente tiene miedo a equivocarse, especialmente en materia de educación. Por eso se oye tantas veces aquello de que “educar es muy muy difícil”.
    Preguntas, amigo, qué se puede hacer para vencer esa parálisis. Creo que lo de siempre: pensar, ayudar a pensar, promover el diálogo y la discusión, comprobar el alcance de los hechos, demostrar que es posible educar bien con disciplina y amor, combatir miedos infundados. Yo diría, solijm, que todas las conquistas sociales han sido fruto de todo eso. Por eso nosotros, aquí, hacemos lo que podemos para combatir esa paralización general. No nos queda otra que intentar refutar las ideas falsas y los miedos infundados.

    Los miedos se vencen enfrentándose a ellos. No hay otra. Si un padre cree que un niño se frustrará si se le niega un capricho, hay que intentar convencerle racional y empíricamente de que no es así. Que él mismo lo pueda comprobar y razonar. Y esto aplicarlo a todo. No veo otra salida, solijm.

    Gracias por vuestra colaboración. Realmente tenemos que movilizarnos de verdad.

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  14. Sr. Raus, teóricamente es lo que deberíamos hacer, pero cuando lo he intentado, y sigo intentándolo, me encuentro con un muro infranqueable de opiniones, que no razones ni razonamientos, para cambiar las formas de hacer.

    Vivimos la época de la opinión, de los eslóganes posmodernos desfasados, y de lo políticamente correcto aunque sea tirarnos piedras a nuestro propio tejado. Combatir las simples opiniones con razones bien fundamentadas es tarea ardua, y a veces hay que pagar por ello un alto coste, puesto que rápidamente eres tachado de esto o aquello con palabras feas y gruesas, que no todos estamos dispuestos a soportar. Ya sabe que todas aquellas personas, desde educadores a padres, que defienden esta permisividad, cuando ya no tienen nada a lo que sujetarse para rebatir la idea contraria, la que expone en su artículo, recurren a la agresión personal más zafia o al insulto directo, magnifico ejemplo para sus alumnos e hijos. Pero confío en que con estos pequeños pasos iremos construyendo algo, y calando poco a poco aunque sea lentamente. Creo que podemos alcanzar el cambio dando explicaciones y difundiendo estas ideas, haciendo ver a los demás lo que puede ocurrir si se siguen estas pautas permisivas, y aspirar a formar jóvenes responsables con personalidad propia y no manipulables. Lástima que la educación no esté de moda.

    Felicito que haya pequeñas ventanas como esta que permitan que vaya entrando algo de cordura y aire fresco. Un saludo.

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  15. Me ocurre algo parecido a lo que han dicho anteriormente para identificarme al entrar.
    Saludos a todos.
    Aprovecharé para exteriorizar por primera vez una experiencia que se remonta a algo más de veinte años.
    Un sobrino mío de unos 4 años pasó unos días en mi casa, con mis hijas de edad similar. Sus padres nos advirtieron que tenía un problema respiratorio importante que se le agravaba en situaciones tensas. Lo observé durante dos días y saqué algunas conclusiones. Al tercer día, a la hora de acostarse quería quedar viendo la TV. Mi mujer le reñía y dejaba de respirar y se le ponían los labios azules. Le dije a ella que lo intentaría yo y me lo llevé a la habitación, lo acosté y dejó de respirar. Tenía los ojos abiertos mirándome fíjamente y yo a él. Pensé que disponía de dos minutos para tomar una decisión y venciendo mi propio terror me dije que él aguantaría menos. Estaba pálido, con los labios y las manos empezando a ponerse azules, los ojos abiertos como platos pero seguía mirándome con firmeza. Transcurrido lo que para mi fué un siglo y a punto de darme por vencido y empezar a hacerle el boca a boca, empezó a producirse lo que yo tengo gravado como la inspiración más larga que he contemplado. No lloró, se durmió al poco rato. Días después sus padres nos preguntaron qué había pasado, era otro, nunca más volvió a ocurrir y, desde entonces pudíeron reñirle sin problemas cuando fué necesario. Hoy tiene 25 años y no se si recuerda algo de aquello.
    Espero que sirva de algo la anécdota. Como mínimo me he desahogado después de tantos años
    Gracias

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  16. Me parece extraordinaria esa experiencia, estimado Anónimo. Y muy ilustradora. Pone de manifiesto algo que la psicología que algunos profesionales empleamos: Que quien más aguanta, gana.Los niños siempre están echando pulsos a sus mayores y probando sus límites. Y suelen ser muy tozudos y provocadores. El adulto que tira a toalla, empieza a perder la batalla, cuando no la guerra.
    Le felicito por su temple y conocimiento de la mente infantil. Ojalá muchos más adultos tuvieran tan claras estas cosas.
    Un saludo, y de nuevo gracias a usted.

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  17. Me ha impresionado bastante lo que relata anónimo. Desde luego como dice Raus hizo lo correcto. Muchos padres deberían tomarlo como ejemplo.

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  18. Nunca lo había exteriorizado por miedo a no ser comprendido. Todavía me atormenta lo que pudo haber pasado de salir mal. Creo que aquello marcó un antes y un después en mi vida (evidentemente, también en la de mi sobrino pero él no lo sabe).
    Ahora me he desahogado y puedo bromear con aquel chiste del paciente en la consulta del odontólogo que toma a éste por los genitales y le dice "¡verdad que no nos vamos a hacer daño, Doctor...?
    En el fondo se trata de darles ese mensaje cuanto antes.
    Saludos

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  19. Hola, Nicomallas, bienvenido. Encantado de tenerle por aquí.
    Es totalmente cierto: se trata de darles el mensaje cuanto antes. La razón es sencilla de entender: cuando permitimos que el niño discuta con nosotros, le estamos enviando el mensaje de que es nuestro igual respecto de la cuestión que se esté dirimiendo. Esto se traduce en constantes luchas de poder. Como esas discusiones se van agravando con el paso del tiempo, no es insólito que el progenitor, desesperado, recurra a gritos o azotazos. Es decir, la permisividad suele arribar en el uso de la fuerza. Pero ese uso de la fuerza deja de ser efectivo en la mayoría de los casos, pues el crío ya se ha hecho fuerte respecto del padre consentidor y sabe que en la mayoría de las ocasiones él se saldrá con la suya. El azotazo es un (pequeño) riesgo que él puede llegar a asumir si la recompensa por discutir es salirse con la suya la inmensa mayoría de las veces.
    Hace unos días salió en un telediario una psicóloga diciendo esto mismo que digo yo aquí: que no hay que discutir con los críos, que no hay que repetirles las cosas, que no hay que levantarles los castigos (también, por supuesto, que hay que animales por su esfuerzo y motivarlos…). En otro blog sobre educación dije una vez que a los adultos no nos queda más remedio que frustrar a los niños. Pueden imaginarse: enseguida saltó una persona progresista alarmada o escandalizada. Sin embargo, cuando eso mismo lo dice José Antonio Marina, los progres se dan punto en boca. Un padre que no sepa frustrar a su hijo respecto de una cantidad ingente de deseos impertinentes y caprichos, estará criando a un ser antojadizo, desagradecido y desdichado.
    Todavía estamos en proceso de calibrar hasta qué punto están haciendo daño todas estas políticas ultra-correctas ciegas a la evidencia.
    Saludos.

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  20. A mí también me parece interesante la experiencia que expresa nikomallas, ¡arriesgada sin duda! pero le salió bien…y midiendo el límite de las posibilidades.

    Los que hemos realizado el servicio militar, cuando era obligatorio, hemos tenido la oportunidad de vivenciar clarísimamente como nos manejamos los seres humanos cuando nos encontramos investidos de autoridad y de autoritarismo (probablemente mas de esto último…pero bueno). Yo recuerdo, al final de los años 70, ya era este país una joven democracia…en la “Compañía” en la que yo era un joven soldado, había un cabo furriel –Andaluz, muy cachondo- (para los que no lo sepan, el furriel es el encargado de repartir los servicios) este cargo tiene algo de autoridad –escasa- pero resultaba comprometido porque era quien daba la cara ante la “tropa”…este hombre gustaba de acomodar los servicios en la medida de lo posible, y como suele suceder, siempre andan los listillos intentando abusar…pues él cuando se veía comprometido y se daba cuenta de determinados abusos, conseguía frustrar esos intentos sin que casi nadie se enfadara personalmente con él, soltando una frase que casi siempre terminaba en carcajadas…” no ze atienden peticione viciozaaa”, lo decía con firmeza, pero con ese deje del andaluz gracioso, y no daba pie para discusión ninguna.

    Pues yo creo que lo mejor para los adultos y lo que realmente los pequeños buscan aún sin saberlo, es algo así, una idea clara y concisa pero sin dramatismos y a ser posible vivaz, de fácil comprensión y con algo de ingenio. Algo así podrá resultar frustrante, pero no dramático y nunca daremos oportunidad de discusiones estériles. A los jóvenes y siempre y cuando tengan capacidad de entender lo que les decimos, podemos intentar explicarles nuestros motivos, pero sin darles la opción de replicas inapropiadas, y mientras son pequeños, no creo que debamos intentar explicarles lo que no son capaces de alcanzar a comprender.

    Gracias , un saludo.

    P.D. Disculpad la batallita de la Mili, pero me pareció que venía a cuento.

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  21. Estimado Solijm, disculpe mis tardanzas en añadir mis comentarios. Quisiera pedirle un favor, si es tan amable. Por diversas razones me gustaría poder hablar con usted por vía privada. Ya le contaré por qué. Puede usted escribirme cualquier cosa a paramhe@hotmail.es y ya le cuento.
    Gracias.
    Reciban todos un cordial saludo.

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  22. La Permisividad crea una sociedad como la que hoy tenemos Rateros,homicidas,mentirosos,corruptos,etc.
    pues el significado de esta palabra (PERMISIVIDAD) segun el diccionario de la lengua española es Tolerancia excesiva es decir es no tener autocontrol de la conciensia pues al tener permisividad esta parte del celebro CONCIENSIA deja de funcionar bien y ala persona que padece de conciensia le es mas facil a ser lo que es malo.... si deporsi ya como humanos imperfectos tendemos hacer lo que es malo con una conciensia muerta pues es mas facil obrar mal no cren?

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  23. La Permisividad crea una sociedad como la que hoy tenemos Rateros,homicidas,mentirosos,corruptos,etc.
    pues el significado de esta palabra (PERMISIVIDAD) segun el diccionario de la lengua española es Tolerancia excesiva es decir es no tener autocontrol de la conciensia pues al tener permisividad esta parte del celebro CONCIENSIA deja de funcionar bien y ala persona que padece de conciensia le es mas facil a ser lo que es malo.... si deporsi ya como humanos imperfectos tendemos hacer lo que es malo con una conciensia muerta pues es mas facil obrar mal no cren?

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